Judy Garland su final contado por su último amante.
El pianista John Meyer explica en un libro los últimos meses de la actriz fallecida en junio de 1969
John Meyer era un joven pianista de 28 años cuando conoció a Judy Garland en casa de un amigo común en Manhattan. Con ganas de impresionar a la que había sido una de las grandes actrices de Hollywood Meyer le tocó al piano un tema que había compuesto y a Judy, que tenía entonces 46 años y vivían las horas más bajas de su leyenda, le gustó lo que oyó. Y le gustó también el joven, que, a partir de aquella noche, iba a convertirse en su nuevo amante. Corría el año 1968 – uno antes de que Garland se trasladará a Londres para dar los que iban a ser sus últimos conciertos – y la inolvidable protagonista de El mago de Oz apenas si tenía unos dólares en el bolsillo.
Una gran deuda que no podía pagar
Sus múltiples adicciones le habían llevado a dilapidar la fortuna que había conseguido a lo largo de su carrera como actriz. No solo eso. Judit había contraído en los últimos años una enorme deuda con el fisco norteamericano, que no podía afrontar de ninguna manera porque ya nadie la contrataba para hacer cine. Tampoco aquella noche tenía ningún sitio adónde ir, porque acababan de echarla de la habitación que ocupaba en el hotel saint Moritz , después de que la dirección del establecimiento hubiera comprobado, tras repetidos avisos, que no iba a pagarles. No podía. Con este panorama, Judy Garland se puso en manos de su nuevo amigo . Meyer , alucinado de que la diva le hubiera elegido , se la llevo a su apartamento. No solo le ofreció casa, sino que intento ayudarla buscándole trabajo. Consiguió que la contratarán en un club, dónde le pagaban 100 $ por noche, una cantidad miserrima para alguien que había congregado a 100000 personas en sus conciertos cobrando verdaderas fortunas.
«Me convertí en su manager, su agente, su amante, su acompañante y el hombro en el que podía apoyarse» – ha explicado Mayer, en un libro de memorias, titulado «Rompe corazones», ha narrado lo que vivió durante su idilio con Garland . Y no todo fue fácil.
Su Abuso de las drogas y el alcohol, sus cinco matrimonios frustrados, los abusos sexuales a los que fué sometida y las dietas estrictas que tuvo que seguir durante toda su vida para no subir de peso la habían llevado a la autodestrucción y aparentar muchos más de los 46 años con los que falleció, el 22 de junio de 1969, por una sobredosis de barbitúricos.
Le gustaba mucho el sexo y sobre todo los juegos eróticos
En el libro, Meyer cuenta que a Judy » no le gustaba comer delante dela gente y describía a los monos de El mago de Oz como una panda de enanos cachondos que se pasaban el día pellizcandole el culo» decía también que Totto, el perrito con el que salía en el filme, tenía mal aliento.
A la cantante que se pasó los últimos meses de su vida borracha, le gustaba mucho el sexo y, sobre todo, los juegos eróticos . La última vez que Meyer vio a Garland fue en enero de 1969, poco antes de que partiera rumbo a Londres.
» ella creía que su vida era una fiesta, adoraba divertirse y disfrutaba de todo lo que hacía» – escribió el músico.
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