PESADILLAS
Susi estaba en su habitación temblando de miedo como casi todas las noches que no lograba conciliar el sueño antes de que apagaran la luz. Abrazada a su escudo protector, su osito de trapo Petuso, hacía frente una noche más a la creciente oscuridad que parecía avanzar ante sus ojos desorbitados ganando más más espacio … .su carita apretada contra el osito, aferrándose a él como si la vida le fuera en ello, (oh claro que sí! la vida le iba en ello! desde luego de no haber sido por Petuso ella no habría podido soportar semejante estado de tensión, los monstruos la habrían ganado el terreno y ella ya no estaría allí… Petuso la había protegido siempre,desde que llegó…)
De nada servía gritar, su madre vendría enfadada y clavaría sobre ella aquellos ojos negros que resultaban ser puñales, después se iría aún mas enfadada y…entonces ya no habría escapatoria, «ellos» se sentirían descubiertos y darían comienzo a sus particulares represalias.
Por otro lado estaba el demonio del sueño que, aparecería nada más cerrase los ojos… entonces estaría perdida , una vez dormida era casi imposible escapar, aunque intentaba despertar con todas sus fuerzas era inútil…no lograba salir de allí…el demonio aparecía en un lugar oscuro, probablemente el infierno , lo sabía porque se asfixiaba, sentía tanto calor que apenas podía respirar ( además, todos los demonios están en el infierno ¿no? ) y con su voz espantosa la amenazaba… aunque jamás logro entender qué es lo que decía…era horrible… nunca lograba recordar si en el sueño entendía o no sus palabras que eran una especie de susurro amenazante.
–¡NO, NO, NO! ¡QUIERO DESPERTAR! ¡ayudadme ayudadme! – creía oírse gritar dentro del sueño, a veces se le escapa un último grito que ahogaba entre el miedo y las lágrimas para que su madre no viniese. Petuso estaba siempre a su lado absorbiendo su espanto… (¡¡que no venga ella por favor que no venga!! – suplicaba en silencio…)
Por si fuera poco había otros peligros en la habitación , sólo debía simular que los ignoraba, engañarlos, hacerles pensar que no sabía que existían, mostrarse tranquila y dormida igual que su hermana, que, dormía plácidamente todas las noches sin que nada la perturbara. (sin duda ella no se había percatado de nada en absoluto y eso la mantenía a salvo)
El miedo a la oscuridad jamás podía ser revelado a nadie, ni siquiera a su madre para que «ellos» no lo oyesen. Además tenía miedo de su madre, a veces pensaba que , seguramente estuviese en complot con «ellos», que quizá quería acabar con ella, porque había algo malo en sus ojos …porque eran como puñales y cuándo la miraba parecía como si la odiase o se burlase de ella….
–Si! seguramente ella sabe que están aquí – pensaba Susi aterrada- no puede enterarse de que tengo miedo.. sabe que están esperando a que cometa el mínimo error para acabar conmigo.- El corazón se desbocó ante la terrible idea , una idea agónica y desesperada
A veces había tenido un sueño repetido sobre su madre…. La veía alejarse de ella en la distancia a la luz del amanecer por un camino pedregoso que costaba bordear, caminaba presta y ligera sin mirar atrás , Susi la seguía desesperada , llorando , viendo espantada que se quedaba atrás … seguía sus pasos con mucha dificultad, y no lograba alcanzarla.
La llamaba entre sollozos …
-Mamá, Mamá!! – pero no la escuchaba y la desesperación de Susi crecía …. –Mamá , Mamaaaaa! mamita!! – Ahora era un mar de lágrimas – ¡No te vayas! ¡no me dejes sola! -Mamaaaa!
LLegado a un punto su madre se detenía , Susi también se paró en la distancia.
Mamá empezó a girarse lentamente, volvía el rostro muy despacio hacía donde estaba ella. El tiempo parecía congelarse, como si la imagen pasase a cámara lenta….
Cuando su madre volvía la cara podía apreciar sus ojos negros, clavándose sobre ella …pero sus labios… lo peor era la expresión de sus labios…. sonreía , sonreía maliciosamente, como burlándose de ella … y entonces el mundo se le caía encima porque comprendía que no iba a pararse, NUNCA !! era un estorbo en su camino y … estaba sola, sola y perdida.
¿Existe algo peor para una niña pequeña ? El mundo estaba roto y había caído a sus pies… y qué lugar ocupa una niña en todo esto?
– ¿Que hago yo aquí? ¿qué soy? ¿quién soy? – se preguntaba sintiendo un sensación de extrañeza absolutamente paralizante, muy cercana al miedo , al terror… al vacío.
Susi creció en el silencio , entre horribles monstruos, pesadillas, miedo e impotencia. todas aquellas cosas iban marcándola, dejando una sensación de terrible vacío , de infinita soledad que.nunca conseguiría llenar
Tan sólo Petuso fue su escudo y su paño de lágrimas, su muñeco fue su único protector… ¡cuánto le debía y cuánto le quería! sólo el supo escucharla en silencio..
S. Tauriz. (retazos de mi vida)
Yo (susi) la niña de las coletas, con mi padre y mi hermana durante uno de nuestros muchos viajes en coche, que, por cierto, eran continuos. Nos desplazamos allí donde la empresa (Dragados y Construcciones) enviaba a trabajar a mi padre. A veces mis hermanos y yo nos quedábamos en casa con mi madre mientras que él se ausentaba. Pasamos la infancia viajando a bordo de un Seat 127 color rojo, cargados de maletas en la baca y cambiando de casa y colegio continuamente. Pero sabíamos que acabaríamos volviendo a nuestro hogar… Llegábamos a casa rebosantes de alegría y corríamos hacía el grifo del agua de la cocina. El agua de Madrid sabía a gloria! Eso era lo primero que hacíamos tras cruzar la puerta. La bendita puerta de «casa» (de nuestro «hogar» verdadero)
Seguiré contando mis miedos de infancia . Puede parecer una gran cobardía la de Susi, pero el que un niño pequeño tenga que enfrentarse sólo a sus miedos día tras día resulta algo dramático y por cierto nada recomendable.
No transmitas miedo a tu hijo, no lo condenes a lidiar con esos enormes miedos desde el más absoluto de los silencios. Lo que para nosotros son «tonterías» para el o ella son una realidad , un cruel enemigo. ¡Que no crean que te alias con sus miedos!
S. Tauriz. (retazo de mi vida)
DE CÓMO LLEGÓ PETUSO
Susi iba con sus padres. En esa fría tarde de diciembre recorrían la ciudad mirando escaparates como la gran mayoría de transeúntes en busca de algún juguete para el día de reyes que sería muy pronto.
Desde los brazos de su padre miró a través de un enorme cristal de escaparate, allí se encontró con un auténtico paraíso de juguetes, se podía ver de todo… entre muñecos, accesorios para éstos, trenes, caballitos, cuentos, pelotas de colores con dibujos de conocidos personajes televisivos, y allí , casi al final, estaba también él.
Los ojos de Susi dejaron de divagar a través del escaparate entre juguete y juguete y quedaron fijos en el precioso oso que se hallaba en la parte de atrás. Todo lo demás quedó difuso y olvidado . Sus ojos ya sólo lo veían a El… era precioso y la miraba con sus grandes ojos negros. Vestía un peto marrón con dos cascabeles , uno en cada tirante del peto, debajo una camiseta de cuadros y dejaba entrever una lengua roja de tela y una gran pelambre marrón.
Susi quedó hechizada ante la dulce visión, sus padres lo percibieron enseguida.
– ¿Te gusta?- preguntó su padre.
nada…. – Susi que si te gusta? – volvió a repetir en ésta ocasión su madre con un tono más alto e insistente.
Susi, muda, asintió con la cabeza despacio, seguía con los ojos fijos en el muñeco de peluche. Pocas palabras más hacían falta. En su corazón había nacido una nueva ilusión : Abrazar al osito.
Pronto sería el día de reyes y muchas emociones despertaban en los corazones de tantos y tantos niños que soñaban con tener aquello que más les gustaba.
Y llegó, finalmente, la noche más esperada por los niños y por esos padres que disfrutaban con el deleite de los más pequeños, y como todos los años, su madre los mandó pronto a la cama. Cómo las luces se apagarían tarde , esa noche Susi no tendría miedo …. además , ¡venían los reyes!! más vale que a ninguno de los espectros allí escondidos ni se les ocurriese salir, o mejor aún, que se marcharan de allí, ojalá se marchasen de allí para siempre.
Esos días también estaba papá, así que no estaba desprotegida. Navidad significaba el regreso a casa de su padre que estaba trabajando en otra ciudad, y que podría estar algún tiempo con ellas y su madre se mostraría más contenta.
Ahora el miedo se replegaba sobre si y se escondía en algún rincón de la casa dándole una pequeña tregua. En esos días se sentía más fuerte, ganaba autoestima y todo el trecho que ella avanzaba el miedo retrocedía. De haberlo sabido quizas Susi hubiese actuado de otra forma, pero lo ignoraba… Su padre la hacía sentir fuerte, segura y protegida… (protegida también de su madre, de sus ojos…)
En la mañana de reyes el salón aparecía lleno de juguetes…los deseos allí cobraban vida y siempre había sorpresas, aunque no estuviese aquello que uno desease de un modo concreto siempre había algo nuevo que lo suplía y nunca había decepciones ¡eso jamás!
Y en aquella mañana de reyes, cuándo Susi y su hermana corrieron al salón, como todos los años encontraron sus juguetes deseados y otros…. Susi vio allí, puesto en pié, a su querido oso que la estaba esperando con una cara radiante, simpática y alegre…. y su deseo e ilusión se hicieron realidad al abrazarle.
Tenía entre sus brazos el mejor escudo protector que existiese, aunque por supuesto aún no lo sabía, serán años de rigurosa escolta, más que un oso sería «un guardián» , pero también su gran compañía , su amigo,su compañero en momentos críticos, la luz que podía amortiguar la creciente oscuridad que, con el tiempo, seguiría creciendo en torno a ella.
S.Tauriz (retazo de mi vida)
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