La ansiedad, el estres y la extrema y profunda tristeza acentuan en gran manera esa sensación de extrañeza tan «irreal» … no soy capaz de explicar que es lo que está ocurriendo en mi cuerpo durante esos precisos momentos, alterada camino de un lado a otro tomándo una mayor conciencia de las extrañas sensaciones que me sacuden y negándome a creer que sean «ciertas», el corazón se acelera … arde! , la respiración se torna irregular …pierdo todas las nociones y todos los papeles , no importa el tiempo, ni dónde estoy, ni de que forma …
todo lo que a mi alrrededor era antes «perfectamente normal» ahora ha quedado velado tras una cortina de niebla que lo oculta… no consigo precisar a través de este estado de «tensión» quién esta a mi lado, de hecho no me importa en absoluto , todo ha quedado oculto tras unos ojos dilatados por el terror, por el miedo, la aterradora realidad de tener que morir en ese preciso instante, y hacerlo además a bordo de una locura extrema.
Cabalgando a lomos del cuarto y negro caballo apocalíptico, una mujer de mediana edad cubierta de un manto de locura , descalza y maltrecha , con ojos desobirtados , la boca abierta en un grito de horror , manos enjarzadas cual garras de bestia salvaje sobre el pelo enmarañado , y del mismo color que el caballo . Hoy soy su jinete y cabalgo hacia el hades, hacia la extrema oscuridad de la nada, la negrura del final del que reniego y renegaré hasta el último de mis suspiros, luchando cómo siempre, negándome la realidad como siempre, sin tener a nadie en cuenta como alguna que otra vez e inmersa en una locura insana y febril que me domina por completo. Ajena a todos mis actos y con la incapacidad de realizar alguno,
Allí me aguarda el destino, en el último rincón, tras el úlimo recodo del que fuera mi camino. Cuántas veces burlé aquel consticto pasillo del que conseguí escapar alguna que otra vez , ¡a duras penas si! pero lo logré.
Hoy soy jinete involuntario, el caballo me lleva hacía la que es su morada , la que será también a partir de hoy la mia . La última estancia, la antesala negra y oculta … hoy nada parece detenerlo , hoy atravesaré el umbral de la incertidumbre para encontrarme con la verdad, cara a cara en el desenlace final .
Cuán triste es dar ese paso siempre, ¡que poco somos y cuánto llegamos a sufrir por lo que debiésemos ignorar y desterrar de la mente por absurdo!
El agua resbala por mi cuerpo, el pelo negro empapado chorrea sobre mi , la frialdad me calma , me devuelve a mi ser, eso y la inyección con algún calmante que me pusieron. Alguien recoge mi pelo en una toalla , me seca y acomoda sobre un sillón . Aún hay extrañeza en el aire , y todo a mi alrrededor es ahora blanco , muy blanco…
Otra vez escapé del pasillo constricto, otra vez la antesala mortecina se desvaneció delante de mí… he caido al suelo , el caballo negro se marchó galopando sin mi . su ginete habitual me remplazó de un modo mágico, se volvió hacia mi y no quise mirar su rostro , pero pasó a través de «mi oscuridad» porque es el señor de todas las sombras – me dijo sin palabras ni voz – y yo sé que en cualquier momento volverá a por mi .
S.Tauriz