Gran dama de la moda.
María Carolina Josefina Pacanins y Niño nació el 8 de enero de 1939 en Caracas (Venezuela) Fue una de las 4 hijas del comandante Guillermo Pacanins, gobernador de la capital entre 1950 y 1958 y ministro de Asuntos Exteriores en dos mandatos, y de María Cristina Niño, perteneciente a una de las familias más influyentes de la sociedad venezolana, que viajaba regularmente a París para que Balenciaga y Lanvin le hicieran sus vestidos.
Durante su infancia, entre las comodidades de la oligarquía militar, terrateniente y petrolífera de Caracas, Carolina recibió una educación muy estricta
« crecí en una casa con muchísima disciplina ,donde había una forma correcta de hacer cada cosa y cualquier otra manera era inadmisible. Eso me marco» – recuerda la diseñadora
De niña les cosia vestidos a sus muñecas, pero al crecer, se fue interesando más por la hípica, el tenis y la lectura.
«Mi madre creía qué una persona tenía que cultivarse. Para ella, tener una vida interior era muy importante. Una vez nos dijo a mi hermana y a mí . Hay que estar bella, pero si no tienes nada dentro de ti , siempre estarás sola».
Conoció al maestro Balenciaga en París.
Tal era la pasión de su madre por la moda que , en 1942, a los 13 años, la llevo a París, a un desfile, para que conociera al modisto Cristóbal Balenciaga. Pero su pasión por la moda no nació ahí.
» Yo creo que esa inquietud nació más tarde, como a los 15 o 16 años, cuando empecé a ver esas magníficas películas de Hollywood, con todas esas mujeres glamurosas que fumaban con boquilla, con el pelo perfecto… Yo quería ser como ellas. Ahí se me despertó la curiosidad por la moda. Antes nada»
De esa época de adolescencia le quedó su preferencia por una prenda que aparece siempre en sus colecciones: La camisa blanca.
» iba al colegio llevaba siempre una con cuello Peter Pan, montada a caballo también con camisa blanca, tenis con camisa blanca… Es una prenda que me da seguridad».
Dos hijas y un escandaloso divorcio
En 1955 A los 18 años, se casó con Guillermo Behrens Tello , el padre de sus dos hijas mayores, Mercedes y Ana Luisa. Pero fue una relación infeliz que acabo en 1965 en un escandaloso divorcio , el primero de su familia.
Regresó a casa de sus padres con sus hijas y empezó a trabajar como relaciones públicas para el modisto italiano Emilio Pucci. Al cabo de un tiempo, retomó su amistad con Reinaldo Herrera, un viejo amigo de su infancia, marqués de Torre Casa. Reinaldo era un aristócrata venezolano y editor de «Vanity Fair» , que vivía a caballo entre Manhattan y Caracas, dónde tenía una mansión con 65 habitaciones, construida en 1590.

Se casaron en 1968 y tuvieron dos hijas: Carolina Adriana, en 1969, y Patricia , en 1973. Juntos formaron una de las parejas más sólidas y elegantes de su época. Se movían en círculos en los que coincidían con la princesa Margarita de Inglaterra, Bianca Jagger, Paloma Picasso o el artista Andy Warhol, quién le hizo un retrato a Carolina en 1978, cuando la futura diseñadora y su marido eran habituales de la noche neoyorquina y de Studio 54 . También el fotógrafo Robert Mapplethorpe, la habia inmortalizado 2 años antes.
En 1980, los Herrera se mudaron, definitivamente, con sus hijas a la ciudad de los rascacielos, dónde ella ya era conocida por su elegancia – en los 70 aparecía en las listas de las mujeres mejor vestidas – y por las veladas que organizaba con artistas y la élite financiera e intelectual de la ciudad.
Su primera colección la hizo con 42 años
Entre sus amistades estaba Diana Vreeland, por entonces editora de Harper’s Bazaar y Vogue, y también el Conde Rudi Crespi. Se dice que fueron ellos quiénes animaron a Carolina para que creará una colección completa de ropa.
» Me educaron para estar en mi casa y estuve conforme con esa existencia hasta los 42 años. De pronto, me entró la necesidad de hacer algo en la moda, lo tenía dentro, cómo larvado, dormido, y aquí, en Nueva York, me abrieron las puertas para desarrollarlo”
Y, en abril de 1981, Herrera presento su primera colección, con 20 modelos, en el Metropolitan house de Manhattan. Tuvo críticas negativas de la prensa, que calificó la colección como el capricho de una dama Rica, pero muy pronto sus prendas ocuparon las estanterías de las boutiques más exclusivas de Nueva York, cómo Saks y Martha’s porque a las mujeres neoyorquinas les encantó la colección!!.
Dos trajes de novia
Entre sus primeras clientas tuvo a Jackie Kennedy, a la que vestiría hasta su muerte en 1994 a Elizabeth de Yugoslavia , Nati Abascal, Ivana Trump y Kathleen Turner, entre otras. Pero el diseño que confirmo a su firma como una de las más importantes de Estados Unidos fué el vestido de novia de Carolina Kennedy cuándo se casó con Edwin Schlossberg en 1986.
Años más tarde, en el 2004, también diseñó el traje de su hija Carolina Adriana en su enlace con el torero Miguel Báez «el Litri».
Para explicar su éxito, Carolina ha declarado en más de una ocasión qué «tenía ojo e instinto. En este negocio eso es más importante que saber cortar o pegar un botón. Yo tengo las ideas y detrás hay un equipo que procede de las grandes casas. les explico lo que quiero y como lo quiero. Hay que tener sentido de la proporción, del color, de las formas. Y eso se tiene, no se aprende. La moda es para agradar al ojo. Y yo tengo ojo. Se lo Que me sienta bien.»

Desde que creo su empresa en 1981, la lista de famosas que han lucido un Ch es interminable: Nicole Kidman, Renée Zellweger , Jessica Alba, Penélope Cruz , Angelina Jolie, Cynthia Nixon , Katie Holmes, la reina Letizia , Salma Hayek, lady Gaga…
Además, Herrera puede presumir de haber vestido a más primeras damas de Estados Unidos qué ningún otro diseñador. Tras Jackie , pasaron por su taller de la Séptima Avenida Nancy Reagan, Hillary Clinton, Laura Bush y Michelle Obama, qué despidió la presidencia de su marido en el 2016 con un modelo suyo en la portada de Vogue.

Otra prueba más de su éxito es que su marca factura más de mil millones de euros al año gracias a su línea de negocio : la exclusiva marca Carolina Herrera New York , con locales sólo en Estados Unidos ; otra, CH, de «pret a porter» masculino y femenino y complementos ; la división de novias y su más que destacable gama de perfumes, desde 1988 por la firma española Puig a través de 25000 locales distribuidos por todo el planeta.
Una demanda contra Óscar de la Renta.
En el 2016, vivió el único momento delicado en la vida empresarial: Presentó una demanda contra el diseñador Óscar de la Renta para evitar que Laura Kim, ex diseñadora de su firma, se convirtiera en directora creativa de la empresa del dominicano. Finalmente, los dos creadores llegaron a un acuerdo que puso fin al conflicto y les permitió seguir manteniendo su amistad.
A lo largo de su carrera, ha recibido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos el premio a una década de creación artística concedido por la Asociación de Diseñadores hispanos de Estados Unidos en 1992; medalla de oro del Spanish Institute de Nueva York, que le entrego Pilar de Borbón en 1997, y la Medalla de Oro de las Bellas Artes, que le dio el rey Juan Carlos en el 2005.
Tras anunciar su retirada como directora creativa de su firma, Carolina, de 79 años, abuela de 12 nietos y bisabuela de dos bisnietos coma dice que es una persona normal qué juega con los niños y pasear rápido por Central Park para que le late fuerte el corazón.
» no me paso el día en un avión, ni de fiesta y jamás tomo champagne, prefiero el tequila. En casa soy una malísima cocinera que no sabe ni hervir agua, pero la dirijo muy bien porque fui educada para ser la señora de su hogar, dirigir al servicio y tener muchos hijos» . Y, además, ha triunfado como icono mundial de la elegancia.