Jueves 02 de abril 2020
Querido diario: Tan sólo con abrir los ojos tras el sueño , por cierto nada reparador, la realidad me golpea en pleno rostro con fuerza: «no tengo que ir a trabajar, no tengo trabajo.» tras asimilar rápidamente el duro golpe consigo abandonar la cama , me siento tan cansada que finalmente resulta ser un verdadero reto alzarse y ponerse en pie. Alice me hace carantoñas y las necesidades fisiológicas de la pobre perrita pueden conmigo y es sólo gracias a ella que consigo malvestirme con la ropa que se ha convertido en una especie de «uniforme de salida» y se halla sobre el ventilador de pie en la habitación contigua, es la ropa de bajar y subir, siempre la misma . Las botas están en el recibidor sobre una pila de papel y me las calzo y quito siempre en la entrada con un «especial cuidado» no sea que el dichoso virus entre en la casa mediante ellas.
Bajar a la calle se me hace un mundo,la verdad es que hubiese preferido no tener que hacerlo, la sola luz del día en la cara me molesta horrores y como dije antes me siento cansada aunque ignoro de qué… la situación me sobrepasa imagino. Mientras bajo al perro al árbol más cercano pasa despacito un coche de policía, tienen la labor de hacernos quedarnos en casa confinados y que nuestras salidas sean breves y concisas. Agradezco esa cierta libertad que tenemos siendo responsable y es sólo el tiempo justo lo que permanezco en la calle , siempre tratando de no coincidir con otros para evitar el contagio y la propagación que es de lo que verdaderamente se trata. Aún así hay bastante gente en las calles tratando de hacer compras, algo que yo evito hasta que no es estrictamente necesario, es más, estoy convencida de que el centro de contagio es el supermercado, a parte de la irresponsabilidad de tantos y tantos que pasan por alto las normas. Son jóvenes y mayores que no aguantan estar en casa confinados, yo en cambio daría lo que fuese por no tener que bajar, y es que me siento descentrada y extraña cómo en otro lugar y mi malestar se acentua en gran manera al abandonar mi zona de confort…
la tristeza es absoluta y negra… la percibo así : oscura cómo el interior de un pozo sin fondo en dónde por más que bajes no habrá salida , y lo peor es que jamás me consideré aprensiva y no tengo miedo de contraer el virus , siendo así no comprendo porque me siento tan mal… ¡¡Porque están muriendo miles de personas!! – me grita una voz dentro de mi que es la mía propia, me grita con rabia y con ira , cómo para darme la bofetada que necesito y volver al mundo real, ahora asoman lágrimas a mis ojos … esa es la razón …!! Están muriendo miles de personas . Gente de a pie, gente buena y luchadora , y pienso en el consabido refrán transmitido generación tras generación : «Bicho malo nunca muere» y sin saber muy bién por qué me viene a la cabeza la imagen de Donald Trump … gritándo coleríco con el rostro enrojecido y amenazante , en su tónica habitual vamos! la televisión , la saturación , la información, des-información …. en efecto, bicho malo nunca muere – confirmó para mí, que sí que dentro de cien años todos out pero mientras otros pobrecitos las pasan canutas hasta que se van , estos tipejos indeseables llevan insertadas las pilas duracell ...y duran y duran!!
110.238 contagios
950 personas han fallecido durante las últimas 24 horas – 10.003 personas en total tan sólo en nuestro país.
S.Tauriz