Judy Garland continúa
El productor y Judy se separaron en 1963 y la actriz solo rodaría 3 películas más antes de morir: Una de Cantinflas “pepe” dónde hacía un pequeño cameo, “vencedores o vencidos” por la que volvieron a nominarla al Óscar, y “podría seguir cantando” un drama musical protagonizado con Dirk Bogarde.
Su último marido era el que le pasaba la droga.
Mientras su carrera – que también llego a la televisión mediante “ el show de Judy Garland” – se iba apagando, su vida personal seguía dominada por la inestabilidad y la angustia que le provocaba la batalla legal que mantenía con Sydney por la custodia de sus hijos.
Su búsqueda de amor, y de protección, continúo, y en 1964 se casó por cuarta vez, con el actor Mark Herron. Pero esa relación tampoco tenía futuro: primero, porque el , como Minelli, era gay, y segundo, porque a los 6 meses, judy le acusó de maltrato.
No fue su último matrimonio; En 1969 se casó en Londres con Mickey Deans, quién le conseguía las drogas que necesitaba.
» por fin, alguien me quiere de verdad» – dijo tras anunciar aquel enlace.
Profesionalmente, Garland vivió sus últimos años (que se narran en la película «Judy« protagonizada por Renée Zellweger ) en el ostracismo. Tampoco es extraño. En 1967, iba a volver a Hollywood para rodar «el valle de las muñecas» pero no se presentó a los ensayos, por lo que fue sustituida por Susan Hayward.
Sí estuvo activa hasta el final en la música , aunque dando muestras de una gran decadencia desde 1967, cuando ofreció su último gran concierto, en Boston, ante 1000 personas. En 1968, las cosas le iban tan mal que cantaba en un pequeño bar de Manhattan y, en 1969, con serios problemas de salud, actuó en el club nocturno de Londres talk of the town. Allí llegaba cada día ebria , y en una ocasión fue incapaz de acabar «over the rainbow».
Su vida en el Londres duro poco . El 22 de junio de 1969 , la legendaria estrella fue hallada muerta por su quinto esposo en el baño de su piso en el barrio de Belgravia. Oficialmente, fue una muerte accidental por sobredosis de pastillas. Tenía 47 años.
Paradójicamente para alguien que siempre se había sentido sola, a su funeral, en nueva York, asistieron 20000 personas.